martes, 30 de junio de 2020

Demasiado bonito para ser verdad

Desde el mismo sábado a media tarde lo repetí hasta cansarme:  No era del todo positivo que las circunstancias hicieran que nuestro partido del lunes fuera demasiado bonito para ser verdad.
La inesperada derrota en su casa del Cádiz a manos de un Tenerife que huele a promoción, el empate en la bocina del Mirandés frente al Almería y la derrota del equipo de la ciudad de Gerona frente al Málaga presentaban en bandeja un escenario idílico para nuestros intereses.  Al día siguiente, ayer lunes, nuestro enfrentamiento con los vecinos del norte, con los principales invitados de la operación Oikos, nos encontrábamos ante una oportunidad soñada, idílica, extasiante por los cuatro costados;  una oportunidad que solo sale bien en los sueños.

Si nuestro Zaragoza ganaba dejaba a 7 puntos al tercero, se ponía de líder, condenaba sin opciones a los Oikos del norte,y dejaba un panorama despejado para ir descontando hojas del calendario y planificar el alirón cara al ascenso.  Pero señores, señoras: 

 ¡¡¡esto es el Real Zaragoza!!!

cuanto mas fácil, mas bonito, mas soñado;  cuando piensas que por fin vas a tener un día de disfrute, cuando ves al alcance de tu mano la ilusión en la cara de los niños .... , nos empeñamos (y nos ayudan) en hacerlo complicado y agónico;  sarcástico y humillante, patético y bochornoso.  El Zaragoza hizo un partido inteligente, ese tipo de partidos que me parece le encaja mejor a las características de sus jugadores, pero le faltó atar el detalle del gol.  Lo tuvo varias veces, lo mereció gran parte del partido, pero no puedes dejar al arbitrio de un sin vergüenza la definición del choque.

Fue una crueldad de las que pocas veces recuerdo;  mucho tiempo atrás tengo que retroceder para recordar un final tan espantoso.  Los que ahora ríen, pronto llorarán.  La vida, por suerte o desgracia, es así.  Nosotros a lo nuestro, que somos segundos y el viernes líderes.

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