martes, 2 de octubre de 2012

El peligro del funambulista

Que el Zaragoza no mereció perder el partido del Sábado parecería una evidencia si de un duelo pugilístico estuviéramos hablando, pero es que, en el fútbol los méritos se cuentan en goles, que en no pocas ocasiones quedan muy distantes del merito artístico con la pelota en los pies ... y si no, que se lo digan a la Real o el Athletic de los años 80.

El Zaragoza va encontrando un patrón de juego vistoso, incluso puede llegar a ser efectivo, que dará resultado a medio plazo pero que tiene un talón de Aquiles del tamaño de un rascacielos de Dubai;   la defensa.    Mientras los contrarios se acerquen a puerta 4 veces por partido, y en el mejor de los casos te hagan dos goles, un palo y un penalty ignorado,  por muchos goles que metas, muy difícil va a resultar sacar buenos resultados.   Sapunaru viene a ser un Obradovic diestro, un buen jugador hacia adelante, pero muy poco laborioso cuando el partido se empina en defensa (típico del jugador que piensa ha venido a un equipo menor);  Jugar con Apoño y Romaric implica permanentemente que José Mari se encuentre vendido a su suerte una vez si y otra también en labores defensivas;  tener los interiores tan adelantados sin ayudas de los medio centros hace que el recorrido que tengan sea inmenso, y muchas veces inabordable aunque tu voluntad lo quiera.  Jimenez tiene la palabra en este asunto.

Todos los equipos se construyen desde la portería y la defensa, y este Zaragoza no va a ser menos;  mientras esta linea no se encuentre apuntalada, jugamos a funambulistas ... y de momento tenemos red, pero con el tiempo la acaban quitando.... y el cuarto milagro ya sería demasiado.

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