Desde un idéntico 0-2 anotado en el antiguo San Mames unos días antes de navidad de hace un buen puñado de días, hasta el enfrentamiento de ayer en la ciudad califal no había presenciado una exhibición de autoridad y galones tan apabullante de nuestro Real Zaragoza.
Bravo por un equipo de técnicos que consiguieron apartarnos el árbol de nuestra cara, y fueron capaces de ver el bosque de la mediocridad técnica en que se movían todos nuestro peones, para convencernos que, lo necesario no era meter goles, sino producirlos y facilitarlos;
Cuando la fábrica de jugar al fútbol funciona, el equipo defiende mejor, controla el juego y el tempo de partido, sabe pausar y acelerar en función de lo que tu equipo necesita, neutraliza las virtudes del rival y explota las debilidades; en definitiva, el equipo controla el partido, juega a lo que le interesa; es el dominador de la situación.
A pesar de que la máquina funciono de maravilla en el Arcangel, no olvidemos que aún está en fase de rodaje. No podemos caer en la euforia y dar por hecho que esto siempre va a ser así; enfrente hay un rival que juega, y no hay dos iguales, ni tienes dos días iguales, así que debe quedar claro que, lo de Córdoba es una demostración de que el Zaragoza ha vuelto, que sabe donde está y lo que tiene que hacer, aunque no todos los días le saldrá igual.
Pa-cien-cia ... y lo conseguiremos
No hay comentarios:
Publicar un comentario