Aguirre: nuestro clavo ardiendo

Tras dos semanas de furibundo ataque mediático a las huestes de Aguirre por su racañería táctica en los partidos como forastero, se plantaba el Zaragoza con la conveniencia de saciar en Sevilla tan desagradecidos estómagos; y, es que , los mismos que no hace mucho mas de tres meses tildaban a los actores del circo de "la peor plantilla de la historia del Zaragoza" (ahí es nada !!!), ahora se rebelaban iracundos contra las estrategias de Aguirre por no mandar a esos "pésimos" interpretes a acompasar las mejores sinfonías balompédicas.

Y Aguirre no picó el anzuelo; propuso un equipo aparentemente sólido en el campo, defensivo si se quiere, que solo el devenir del partido reblandeció porque no siempre lo que propones es lo que sucede; El esquema no lo supieron interpretar bien los actores, y se sucedían una vez si y otra también las roturas por banda, huecos entre lineas y falta de ayudas a los laterales. El partido estuvo vivo hasta el minuto 42, porque el Sevilla mas que por falta de opciones, en muchos momentos evidenciaba una sonrojante falta de frescura y de ansias por hincarle el diente al rival. Una entrada por banda y una sorprendente pasividad de nuestro nº2 presagiaba que los deseos de nuestras huestes mediáticas iban a ser atendidas.

Y así fue; con la entrada en la 2ª parte de Braulio se volvió al orden táctico de los partidos en el hogar, y con el gol de Jarosik todo parecía abocado a nuestra victoria ... todo excepto el azahar. Un penalti de muy mala suerte, pero que si fuera a nuestro favor todos asentiríamos como claro, y una esperpéntica falta de calidad a la hora de la definición condenaron un partido que debió ser nuestro de cabo a rabo.

El enfrentamiento dejo claro que tenemos que jugar a lo que sabemos, es decir defender bien y esperar la oportunidad; ¡ pero defender bien !. Si tenemos que atacar, desatendemos nuestra espalda y hacia atrás este equipo no sabe correr. Y dejémonos de intentar hacer con este equipo, "el peor equipo de la historia", el juego de salón que a todos nos gustaría ver, pero que tendremos que dejar para otros tiempo, si es que la suerte, el azahar y el tándem Oliver - Conde nos dejan disfrutarlo.