
Mis vísceras por unos momentos me retrotrajeron al pasado, a aquellos tiempos en que tanto Madrid como Barcelona sufrían como mortales para sacar los puntos, y si el sufrimiento se hacía insoportable contaban con la balsámica ayuda del, entonces, de "negro"; pero mi cabeza supo poner las cosas en su sitio y concluir que la visita a estos estadios se debe resumir en una derrota digna, las mínimas consecuencias colaterales posibles y a por el siguiente partido, que este, de momento y mientras Roures y su mafia quieran, no es de los nuestros.
Este equipo empieza a desenterrar sensaciones olvidadas; La aparición de Jose Mari y Victor, la consolidación de los jóvenes del año pasado, la aparición de porteadores veteranos que saben como tirar del carro y la emergencia de una coherencia institucional olvidada desde el inicio del todavía perdurable "Agapitismo", llaman de nuevo a la puerta del sentimiento Zaragocista, para avivar esta llama como si abriéramos el tiro de una estufa, que nunca jamas se había apagado, pero que languidecía entre los rescoldos de nuestra historia.
La cosa pinta bien.
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