Es muy curioso comprobar la extraña coincidencia de los problemas que azotan a nuestro Real Zaragoza con los que tambalean esta sociedad corrupta, manirrota hasta el tuétano e incapaz de sofocar los incendios por temor a poner en peligro los privilegios adquiridos, sin ser conscientes que la inacción llevará, por defecto, con una trágica demora al mismo destino.
El "cortoplacismo" futbolero ciega nuestro estructural deseo de alegría, para centrarla en la visión vitualizada de una realidad que, si bien ahora puede parece bonita, solo puede verse abocada, antes o después, al vertedero de la debacle, y por tanto a las cenizas de nuestros sentimientos.
La brutal descapitalización de nuestro club solo puede traer consecuencias funestas que, mientras estemos protegidos por una injusta e inútil ley concursal, protegidos por los buenos resultados y protegidos por el imperante en interesado cortoplacismo político y social, pasará inadvertido, y nos sorprenderá cuando menos nos lo esperemos.
Con Agapito, el destino es la desaparición ... antes o después .... no lo olvidemos
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