martes, 15 de marzo de 2016

Una visión sosegada


La Romareda entera marcó en el minuto 93 un gol con aroma de primera, un gol de suerte fruto de la ilusión de la grada, la coherencia del banquillo y la ambición de unos jugadores que, con la arenga de la masa supieron apretar hasta el último instante;  pocas veces se respiró un tiempo de descuento tan tenso, tan intenso y tan emocionante;  faltaban 2 minutos y nadie, nadie en absoluto abandono su cochambrosa silla, nadie se levantó para coger mejor sitio en el tranvía, o en la fila de parking, o en la barra del habitual bar donde descargar las penas;  todos intuíamos algo, desconocíamos si llegaría el gol, pero contábamos con la seguridad de que hasta el aliento final todo iba a poder ser.   ¡Y lo fue!

Una mala puesta en escena con un mal día de los actores secundarios, se saldó con tres puntos.

Que siga la racha

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