Llevamos 13 jornadas avisando de las tremendas carencias que presenta este bloque, acalladas por una serie de muy buenos resultados, que no han dejado ver, a quienes no miraban, la abusiva utilización, casi con descaro y frivolidad, de nuestra mejor, y casi única virtud: Dejar la puerta a cero.
Poca diferencia veo entre este Zaragoza y el del partido frente al Elche, o el que se midió al Tenerife; aquel día el arbitro erró pitando penalti a favor, y el domingo erro brutalmente señalando uno en contra. Lo demás se asemeja con una fidelidad tan pasmosa como preocupante.
Bueno y recomendable hubiera sido aprovechar las victorias para crecer desde la autocrítica, mostrando una capacidad de análisis que, sin duda nos habría llevado a mejorar nuestros defectos y afianzar nuestras virtudes. Lejos de ello, el pastor de las ovejas se dedicó a dar clases de Zaragocismo, perseguir y humillar a los críticos, justificar un bodrio tras otro detrás del velo de marcador. Sus acólitos en prensa y radio se han encargado de enfocar al director deportivo Martín Gonzalez, al que no dudarán en señalar como culpable cuando las cosas de nuevo vayan mal (que irán).
No obstante, esperemos que la derrota sea un simple accidente, y pronto se retorne a la senda de las victorias; en caso contrario vendrán las prisas y los nervios, y le le puedo asegurar al exótico feriante ( y sus voceros) que, en esos momento, poco valen las palabras ... y eso.
Bueno y recomendable hubiera sido aprovechar las victorias para crecer desde la autocrítica, mostrando una capacidad de análisis que, sin duda nos habría llevado a mejorar nuestros defectos y afianzar nuestras virtudes. Lejos de ello, el pastor de las ovejas se dedicó a dar clases de Zaragocismo, perseguir y humillar a los críticos, justificar un bodrio tras otro detrás del velo de marcador. Sus acólitos en prensa y radio se han encargado de enfocar al director deportivo Martín Gonzalez, al que no dudarán en señalar como culpable cuando las cosas de nuevo vayan mal (que irán).
No obstante, esperemos que la derrota sea un simple accidente, y pronto se retorne a la senda de las victorias; en caso contrario vendrán las prisas y los nervios, y le le puedo asegurar al exótico feriante ( y sus voceros) que, en esos momento, poco valen las palabras ... y eso.
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