lunes, 5 de octubre de 2015

El amargo sabor de la victoria

Se gano al Alavés, de manera justa y merecida, con un primer acto muy aseado y un colofón nefasto, como no podría ser de otra manera siendo manejados por la torpe manija de Popovic. 
Buena primera parte en la que el equipo no necesito mucho mas que orden y disciplina para acosar y acorralar a un impropio rival de esta categoría.  La simple presión constante del equipo local sobre las huestes Vitorianas propiciaron ocasiones relativamente claras que al final fructificaron en un merecido gol del renacido Ortuño tras un buen centro de Hinestroza.  Placida primera mitad en la que lo mas peligroso del rival era nuestra propia defensa.

Tras el descanso, a dormitar.  Fue un desesperante languidecer en todos los sentidos hasta el pitido final, un continuo manejo de balón sin arte ni concierto, sin criterio por ningún bando, catalizado por la gigantesca falta de calidad del rival y la impropia dejadez de un aspirante.

Popovic se vino arriba en la rueda de prensa y dijo que la diferencia está en marcar o no marcar gol;  y así fue.  Si el rival hubiera marcado en el minuto 94 el "Ranko vete ya" hubiera atronado en la Romareda;  como el rival no marcó todos nos fuimos a casa con la alegría de haber ganado, pero por un camino no recomendable.  Jugando 45 minutos y dormitando otros tantos difícil será repetirlo;  lo normal es que nos marquen, y el trabajo habrá sido igual de malo que lo fué el sábado.

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