"Que atrevida es la ignorancia" reza un conocido refrán Español; cuando lo que al actor lo que no destila es precisamente ignorancia, el excesivo atrevimiento se puede interpretar de muchas maneras: inconsciencia, morbo, chulería o incompetencia.
Nuestro particular "día de la marmota zaragocista" nos sitúa en una situación conocida y habitual en cada final de temporada; un milagro avalado por un técnico, por unos jugadores a préstamo y sin arraigo en el club, y por una afición que se ha dejado todo lo que tenía dentro (hasta económicamente) por conseguir un objetivo a corto con la esperanza de alcanzar el ansiado objetivo a medio plazo, que es la regeneración de un club gangrenado por el Agapitismo imperante.
La diferencia de este año con los precedentes es, a la vez que sutil, muy importante; Mucho Zaragocismo está hasta el gorro de "modernizaciones", "regeneraciones" y "revoluciones" en el club, que siempre acaban empeorando lo malo anterior. Ahora Agapito está "condenado" a renovar a Jimenez, por infinidad de motivos; no tiene otra solución posible, y es consciente de ello. Lo que no tengo tan claro es que sea consciente de que, si no lo consigue puede que sea su final en el Zaragoza; esto no es una empresa, es un sentimiento que arrastra detrás muchas personas, y soportar esta presión ambiental está lejos del alcance incluso de un "ignorante" como Agapito.
A pesar de todo, y sabedor de que la renovación de Jimenez es imprescindible, sigue jugando con fuego; pero ¡ojo!, que si juegas con fuego .... siempre te quedará vivir en Madrid.
No hay comentarios:
Publicar un comentario